Una Nueva Esclavitud

Por Angelo Cares, Gran Canciller GLNChile.

Es un hecho concreto que vivimos en un mundo colmado de tecnología, es un hecho también que gran parte de la tecnología que nos envuelve es intangible, con esto hacemos alusión al universo de programas computacionales que nos permiten desarrollar desde las tareas más simples, hasta las más complejas.

El bajo costo y la gran oferta de equipos computacionales actualmente disponible, ha potenciado la penetración de la tecnología de forma transversal, con lo que día a día más y más personas son usuarios de programas computacionales; el sistema operativo que “da vida” a nuestro computador (Microsoft Windows, GNU/Linux, Mac OS, etc.), el programa que controla las operaciones del cajero automático del que obtenemos dinero, y hasta la red social que usamos (Facebook, Twitter, YouTube, etc.) son ejemplos de programas computacionales que forman parte del “ADN” de nuestra sociedad.

De forma indirecta, el uso de este conjunto de programas – o “el software”, como le llamaremos desde ahora- por parte de las instituciones y empresas con las que estamos relacionados, también tiene efecto sobre nosotros. Gran parte de nuestros datos académicos, previsionales, financieros, legales, médicos y de muchas otras índoles, se manejan a través del software que las diversas entidades ligadas a nuestra vida usan como herramienta día a día.

Desde este punto de vista, es necesario que nos hagamos conscientes de las verdaderas implicaciones derivadas del uso de los distintos tipos de software y de cómo la toma de decisiones en torno a esta materia puede ser muy beneficiosa o muy perjudicial para nosotros.

 

UNA MIRADA RÁPIDA AL SOFTWARE

Para comenzar es necesario conocer algunas definiciones básicas, la primera es la de software:

Es el conjunto de los programas de cómputo, procedimientos, reglas, documentación y datos asociados que forman parte de las operaciones de un sistema de computación. 1

Esta definición involucra más que el sólo programa computacional, considera también como parte del software la documentación del programa (tanto para usuarios como para desarrolladores) y más aún, considera que los datos que el programa maneja también son parte de él.

Una de las preguntas que puede aparecer ante esta definición es “¿Existe un solo tipo de software?”, la respuesta es negativa; existen diversos tipos de software. Estos tipos son clasificados usando factores de diferenciación tales como la plataforma en la que trabajan, los usuarios a los que apunta, la interfaz o presentación gráfica que tienen y muchos otros, pero quizás el factor de clasificación más importante aparece de la mano de las libertades: el software puede ser “libre o privativo”.

Para entender mejor ambos conceptos, seguiremos con las definiciones:

Software privativo o propietario:

El software propietario (también llamado privativo, de código cerrado o software no libre) es cualquier programa informático en el que el usuario tiene limitaciones para usarlo, modificarlo o redistribuirlo (esto último con o sin modificaciones).

La persona física o jurídica (compañía, corporación, fundación, etc.) al poseer los derechos de autor sobre un software tiene la posibilidad de controlar y restringir los derechos del usuario sobre su programa, lo que en el software no libre implica por lo general que el usuario sólo tendrá derecho a ejecutar el software bajo ciertas condiciones, comúnmente fijadas por el proveedor, que signifique la restricción de libertades.

 

Software libre:

El software libre es aquel que respeta la libertad de los usuarios sobre su producto adquirido y, por tanto, una vez obtenido puede ser usado, copiado, estudiado, modificado, y redistribuido libremente. Según la Free Software Foundation, el software libre se refiere a la libertad de los usuarios para ejecutar, copiar, distribuir, estudiar, modificar el software y distribuirlo modificado.

 

Para aclarar de mejor manera las implicaciones de utilizar software privativo, usaremos una analogía a la compra de otro bien de consumo como lo son los automóviles:

Si adquiero un automóvil, tengo el derecho (no usado comúnmente) a desarmarlo para saber como fue construido y asegurarme que no posea desperfectos que puedan comprometer mi seguridad, tengo el derecho de cambiar su color, agregar o quitar accesorios, transportar a quien quiera e incluso prestarlo o venderlo, si es mi voluntad.

Por otra parte, si adquiero un software con carácter de privativo, no puedo estudiar su construcción para descubrir los potenciales riesgos para mi seguridad (o la de mis datos), no puedo modificarlo de ninguna forma, no puedo prestarlo, regalarlo y casi no puedo venderlo, ya que la licencia de este software supone que estaría quedándome una copia.

Las libertades perdidas al usar software privativo son muchas, pero quizás la más inquietante es la de perder el control sobre nuestros datos al no saber de que manera estos son procesados, y finalmente el no saber donde van a parar.

Muchos podrán pensar que son ajenos al software privativo, pero los datos indican lo contrario:

– En promedio, un 80% del tráfico en internet se produce desde computadoras que tienen como base el sistema operativo Windows de Microsoft 2.

– Al rededor de un 80% de los dispositivos móviles (tablets, teléfonos inteligentes, etc.) tiene instalado un sistema operativo clasificado como privativo 3.

Un gran porcentaje del universo de usuarios de software privativo no sabe que al no conocer la forma de procesamiento de sus datos puede ser objeto de violaciones a la privacidad, desviación de información personal, seguimiento, observación e incluso estafa.

Algunos de los riesgos expuestos anteriormente se hacen efectivos en casos tales como:

  1. La lectura que el software detrás de Gmail hace de los correos electrónicos de todos sus usuarios para poder entregar publicidad orientada.
  2. El seguimiento que Apple y Google hacía de los usuarios de teléfonos iPhone y Android mediante el GPS incorporado.
  3. La recopilación y venta por parte de Facebook de la información de sus usuarios a los anunciantes de su programa de publicidad.

Estos y muchos otros casos son insignias de una inescrupulosa manipulación en muchos casos desconocida e ingenuamente aceptada por los usuarios de software privativo y de la cual se benefician una pocas corporaciones a para quienes la libertad y la ética son temas secundarios.

 

EL SOFTWARE, LAS NACIONES Y LA EDUCACIÓN

Sin duda el uso de las distintas herramientas de software ha contribuido en muchos aspectos a impulsar el desarrollo de las naciones, es por esto que gran parte de los países al rededor del mundo han implementado planes de informatización que involucran acciones tales como la digitalización de servicios, la capacitación informática tanto en las escuelas como en los organismos estatales y el rediseño de las plataformas tecnológicas sobre las que operan las distintas entidades de gobierno.

Si bien cada país ha tomado caminos diferentes en la búsqueda de acercar la tecnología a la población, todos parecen llegar a un lugar en común: Todos los planes de digitalización ponen especial énfasis en el uso y enseñanza de las tecnologías en el aula de clases.

Es así como cada vez más temprano los niños de muchos países comienzan a ser educados en el uso de las distintas herramientas de software, partiendo por aprender la herramienta de software por excelencia, el “sistema operativo”, y continuar con el aprendizaje de los distintos tipos de software productivo, educativo y recreativo.

En este punto los gobiernos y la población deben ser extremadamente cautelosos, pues es sabido que el conocimiento adquirido a temprana edad genera fuertes raíces y modela el accionar futuro. Tal como velamos por la libertad en múltiples materias, muchas de ellas ligadas a la educación, es necesario que pongamos especial cuidado en la forma en que nuestros niños son educados tecnológicamente puesto que sin percatarnos, un amplio porcentaje de los contenidos impartidos apuntan al aprendizaje de una marca de software y no al aprendizaje libre de la tecnología.

Debido a la deficiente educación o al potencial sesgo en la educación recibida, muchos de nosotros inconscientemente damos nombres de marcas comerciales a tecnologías, tipos de documentos y servicios digitales llamando, por ejemplo, PowerPoint® a las presentaciones digitales, Word® a los documentos de texto y Excel® a las hojas de cálculo.

Errores conceptuales como este son reflejo de una educación tendenciosa y comercial, hito del inicio de un circulo vicioso que beneficia a las corporaciones a costo de la libertad de las personas.

 

MARKETING DISFRAZADO DE EDUCACIÓN

Es impactante ver como en muchos países en vías de desarrollo – particularmente en America latina y específicamente en Chile – el consumo de tabaco se eleva por encima de todo promedio, afectando de manera alarmante a adolescentes y pre adolescentes, quienes más tarde se transforman en adultos adictos y terminan por formar parte de la creciente tasa de mortalidad de enfermedades ligadas al tabaquismo.

Hablar de tabaquismo en un documento dedicado al software puede parecer extraño, pero los motivos de los hechos expuestos en el párrafo anterior poseen extrañas similitudes con los motivos culpables de nuestra sesgada educación en torno a la tecnología.

La industria tabacalera declara públicamente que la juventud no es su blanco. Sin embargo, existe evidencia en todo el mundo que demuestra que las empresas tabacaleras continúan comercializando y promocionando sus productos para atraer a los niños:

– En Buenos Aires, Argentina, el 90% de los jóvenes entre 14 y 17 años había visto avisos publicitarios de tabaco en un determinado mes.

– En China, entre el 50% y el 70% de los jóvenes entre 13 y 15 años vio avisos publicitarios de cigarrillo en eventos deportivos.

– En Turquía, a pesar de que la marca de cigarrillos Camel sólo tiene el uno por ciento de la participación en el mercado, el 91% de los niños (promedio de 10 años de edad) reconoció el logotipo de Camel (un dromedario y una pirámide).

– En los Estados Unidos, el 96% de los niños entre 3 y 6 años identificó correctamente la marca en los anuncios publicitarios de Joe Camel, mientras que solo el 67% de los adultos pudo identificarla.

– En la India, cuando un productor de tabaco patrocinó los partidos de cricket, el mensaje más influyente que percibieron los jóvenes fue: “juegas mejor al cricket si fumas”.

Estos datos nos permiten concluir que las corporaciones tabacaleras, inescrupulosamente, apuntan sus campañas de marketing a los niños y jóvenes, apostando por un negocio suculento al mediano plazo.

Así también, algunas corporaciones ligadas a la tecnología, ven en la educación una efectiva forma de promocionar sus productos, convirtiendo ingenuos alumnos en clientes fidelizados.

 

EL CASO DE CHILE

Si bien en Chile se han tomado muchas decisiones acertadas en el ámbito tecnológico que han impulsado el crecimiento en materias tan importantes como la penetración de internet y la generación de un polo tecnológico de clase mundial (proyecto StartUp Chile), otras decisiones han marcado negativamente el desarrollo de los planes de digitalización del país.

El 9 de Mayo del año 2007, el gobierno de Chile y el gigante tecnológico Microsoft Corporation / Microsoft Chile, firmaron un acuerdo marco de colaboración el cual representaría una potencial amenaza a la neutralidad, libertad e independencia tecnológica del país.

En dicho acuerdo, Microsoft, se compromete a proporcionar al gobierno de Chile lo siguiente:

– Capacitación Digital: Microsoft se compromete a enseñar a todos los chilenos entre 18 y 35 años a utilizar (de manera exclusiva y excluyente) un gran número de sus productos de software.

– Domicilio Digital: Microsoft se compromete a proporcionar el software necesario (sistemas de correo, bloging, almacenamiento en internet, etc.) para que cada ciudadano chileno posea un domicilio en internet, para lo cual el gobierno de Chile debe cargar la información de cada uno de sus habitantes en la plataforma proporcionada por Microsoft.

– Escuela innovadora en Chile y Escuelas Conectadas: Microsoft dona la suma de un millón de dólares al gobierno de Chile para implantar software de su factoría a las escuelas del país.

– Profesores Innovadores: Microsoft dona otra suma de dinero que asciende a los seiscientos mil dólares para que los profesores del país sean capacitados en soluciones de software desarrolladas por la empresa.

El acuerdo, que se compone de otras seis medidas, cubre de manera transversal casi la totalidad de las actividades del país (educación, empresa, municipios, gobierno, ley y seguridad, entre otras), lo que si bien podría interpretarse como un intento un tanto ingenuo de potenciar el desarrollo tecnológico de la nación, también podría tener lecturas menos optimistas.

Lo que si se puede visualizar es que en lo que a educación respecta, el acuerdo genera las variables de entorno necesarias para enseñar a usar marcas y no tecnologías.

 

EL COSTO DEL PROGRESO

Uno de los aspectos más importantes a considerar en el desarrollo de un proyecto informático, y específicamente de software, es el presupuestario, dado que las decisiones en torno al tipo de software a utilizar puede aumentar a reducir dramáticamente los costos del mismo.

En el caso del software privativo, este generalmente tiene un costo asociado a las licencias de uso por lo que a escala país el costo de un proyecto que involucre en su mayoría software privativo sería muy elevado.

Por otra parte, el software libre en gran parte de los casos se distribuye de manera gratuita y posee una calidad igual o mayor a la del software privativo como lo es el caso de muchas versiones o distribuciones del sistema operativo GNU/Linux, muy superior a Windows técnicamente y obtenible a costo cero.

El gobierno de Chile hasta hace muy poco basaba su proyecto de digitalización casi totalmente en software privativo, generando un costo anual en pago de licencias de software que ascendía al monto de $7.207.027.000, lo que pudo ser reducido a cero en el mediano plazo si se usaba el software libre como plataforma tecnológica.

 

CONCLUSIÓN

Lo aquí expuesto no es una apología al software libre ni un linchamiento al software privativo, más bien es un intento de defender la libertad de elegir.

Es imposible pensar en una sociedad igualitaria, justa y libre que no permita a sus ciudadanos participar de decisiones en materias tan simples pero tan importantes como lo es el ámbito digital dentro del cual nuestras vidas fluyen.

Quienes han elegido libremente emprender el camino en búsqueda de la virtud, han también de saber que la libertad es parte constituyente de esta, lo que les convierte en sus defensores en cualquiera sea su manifestación, entendiendo que el correr de los años generará inexorablemente nuevas formas de libertad por las que velar; la libertad digital es una de ellas.